Durante al menos cuatro años, muchas personas han alzado sus voces [vía redes sociales] para poder criticar las irregularidades que (por AÑOS) han ocurrido en el Sename: desde los abusos sexuales, medicación descontrolada y muertes en los centros de protección. Lamentablemente las críticas no se traducen en acciones concretas. Y muchas veces no es por simple desidia, sino por desconocimiento de las oportunidades para poder contribuir en mejorar las condiciones de vida de niños y jóvenes que, por diversos motivos, tienen que pasar por el Sename.
Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? Supongamos que un hermano o una hermana no tiene con qué vestirse y carece del alimento diario, y uno de ustedes le dice: «Que le vaya bien; abríguese y coma hasta saciarse», pero no le da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso? Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta. (Santiago 2.14-17)